Muros Verdes – Jardín Vertical

Adornan, refrescan el ambiente y, sobre todo, regulan el efecto térmico del clima sobre los muros para ahorrar hasta un 20% de la energía necesaria para calentar o enfriar un edificio. Por eso la utilidad de las fachadas vegetales, la versión vertical de las cubiertas verdes, va más allá del efecto estético y embellecedor que aportan a simple vista.

El precio de su instalación, en torno a los 400 euros por metro -en función del fabricante-, es una barrera de entrada para muchos posibles interesados, por eso su introducción se está produciendo más por la parte pudiente del mercado: unifamiliares, sedes corporativas y la administración, que optan por instalarlas en combinación con una buena orientación y una necesaria coherencia con el entorno. Aún así, la demanda va en aumento.Las más sofisticadas que se venden en la actualidad se estructuran a base de módulos de 60×60 cm, no muy gruesos -apenas 8 centímetros- que quedanensamblados en una estructura metálica pegada al muro, y conectados mediante un sistema de riego por goteo, con el tamaño que se desee. La vegetación de cada módulo queda dentro de un soporte geotextil que alberga la tierra y un sustrato muy ligero donde se planta tres meses antes de su instalación final.

La clave de su buen mantenimiento, es decir, de que gasten poca aguay que apenas haya que podarlas y fertilizarlas, es elegir bien las plantas. Porque, como explica Jose Manuel Rojas, ingeniero agrónomo de la firma madrileña Intemper, «sobre este tipo de estructuras, en principio, se podría plantar cualquier cosa, pero al encontrarse en una posición vertical, su desarrollo no es predecible».

Plantas carnosas y aromáticas

Y es ahí donde entra en juego la experiencia y la experimentación de los fabricantes. «Las mejores, las crasas -que son un variedad de cactus-, los sedum, las vincas, las aromáticas, como el hypérico o la lavanda, y el carex, entre otras», explica Rojas, cuya empresa lleva 20 años desarrollando cubiertas vegetales y ha establecido un convenio con la Universidad Politécnica de Madrid para monitorizar durante un año el comportamiento una serie de fachadas emplazadas en su sede de Colmenar Viejo.

Sus fachadas son visibles en viviendas particulares, como la ‘Casa del Amor? en La Moraleja, que ocupó Clarence Seedorf en sus años como madridista, o en centros culturales, residencias de ancianos, centros comerciales y promociones de viviendas colectivas, incluso en una de los prototipos de la última edición del Solar Decathlon Europe.

A pesar de conocerse como green walls (su denominación en inglés), los módulos de fachada que se comercializan en España aún no pueden considerarse ecológicos, al menos en lo que a su proceso de fabricación se refiere y los materiales utilizados. Algunos jardines verticales incluso, que fueron diseñadosúnicamente con fines estéticos y artísticos, están mal orientados o consumen excesiva agua para mantener plantas no autóctonas y de difícil adaptación.

En cambio, las versiones más avanzadas buscan ese necesario equilibrio, así como introducir nuevos materiales en armazones -como el bambú- y el resto de componentes, actualmente de origen industrial, de forma que el apelativo de ‘verde’ pueda aplicarse más allá de su faceta estética y de los ahorros energéticos que genera.

Fuente noticia:  elmundo.es

Fuente video: youtube.es

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